Entérate cómo Carlos Manzo apuesta por el estilo Bukele en sus aspiraciones, mientras la seguridad en Michoacán es de privilegios; en paralelo, negociaciones internas en la Fiscalía y rumores que sacuden el tablero de poder en la entidad y Morena

Manzo, la apuesta por topicalizar la fórmula Bukele

En Michoacán la apuesta del pelo engominado por debajo del sombrero, se estaría tejiendo desde la capital mundial del aguacate. Cuentan que el alcalde Carlos Manzo, ha decidido jugársela con la fórmula Bukele para consolidar mayores fuerzas y apoyos a su causa, para lo cual, ya habría enviado un oficio formal al presidente salvadoreño para solicitarle una reunión.

Dicen que el alcalde anda mareado con la cobertura nacional que ha tenido en los últimos meses tras su llamado para “abatir” a los delincuentes. Y mientras, los habitantes de Uruapan continúan padeciendo la inseguridad, el cobro de piso, las amenazas y la violencia, Manzo se entrega a la ficción publicitaria en aras de sus aspiraciones políticas por la gubernatura.

Eficiencia que asombra o seguridad con privilegios

No bien amanecía el pasado jueves 31 de julio, cuando las calles de Morelia fueron escenario de otro capítulo en la tragicomedia política michoacana: la presidenta del Congreso local, Giulianna Bugarini, sufrió el robo de su vehículo frente a su domicilio. Esto no resulta sorprendente en una ciudad donde la inseguridad es parte del paisaje cotidiano. Sin embargo, la rapidez con la que las autoridades estatales y municipales actuaron para recuperar la unidad robada sí generó sorpresa e incluso sorna en el mundillo político estatal.

La eficiencia demostrada, que permitió recuperar el coche en tiempo récord y casi entregarlo con un lazo, contrasta con la burocracia y el olvido que enfrentan los ciudadanos comunes. Esto plantea interrogantes: ¿existe una eficacia privilegiada para ciertos vehículos de la clase política, diferenciada de la que se aplica a los vehículos de la sociedad civil?

Los miembros del PRI, vía Revolución Social, siempre atentos a las dinámicas del poder, observaron cómo las autoridades les superaban en eficiencia policial. Resulta irónico que la recuperación de vehículos en Michoacán parezca tener ahora un ranking y colores partidistas.

¿Un Valencia de fiscal?

Y hablando de temas policiacos, se rumora que Guillermo Valencia, conocido por sus discursos y acciones polémicas, habría llegado a un acuerdo con el recién nombrado fiscal general para asegurar a uno de sus allegados la Fiscalía Regional de Morelia. En los corrillos del círculo rojo se comenta que René Valencia ya se saborea la posibilidad del cargo.

Y es que “Memo” tiene deuda pendiente con su hermano tras haberlo enviado en el 2024 a la aventura de competir por la alcaldía de Morelia a sabiendas que los números no le daban para el triunfo. La promesa inicial había sido una diputación a futuro, pero la coyuntura de los tiempos adelantados para el nombramiento de un nuevo fiscal General, habrían permitido tejer otros escenarios.

Algunos sugieren que esta negociación pudo ser la moneda de cambio para que Valencia redujera su actividad en la contienda interna y no entorpeciera el proceso de designación del fiscal, además de la relación que el PRI de Memo tejió con el ahora fiscal para que este último ganara la alcaldía en la última elección. En la política michoacana, los favores y las casualidades rara vez lo son: cada movimiento tiene un propósito calculado, y cada “pérdida” oculta la promesa de una recuperación… y un favor.

Morón ¿en la coordinación guinda del Senado?

Como al líder de la bancada de Morena en el Senado, Adán Augusto López Hernández ya le llueve sobre mojado, con el escándalo detonado por sus vínculos con el líder de “La Barredora” y quien fuera su secretario de seguridad en Tabasco, Hernán Bermúdez Requena, ya suenan las voces sobre su posible separación de la coordinación parlamentaria.

Entre posibles nombres para sucederlo, se ha dejado oír el del michoacano Raúl Morón Orozco. Pero todo forma parte de la rumorología de estos tiempos convulsos en la política, aunque dice el dicho que cuando el río suena piedritas lleva.