Nació en la capital de Coahuila; se formó en el Ateneo Fuente y, luego, en el Colegio Militar
Rubén Moreira Valdez
Nació en la capital de Coahuila; se formó en el Ateneo Fuente y, luego, en el Colegio Militar. En el vendaval armado militó como constitucionalista y convencionista. Era hombre de cultura y rebeldía intelectual; empedernido demócrata y crítico del poder, se metía en problemas por su costumbre de escribir y decir lo que pensaba.
En Saltillo se encuentra el centro cultural donde se custodia su biblioteca y archivo. Rogelio Montemayor, entonces gobernador, y Óscar Pimentel, secretario de Educación, lograron que el acervo se convirtiera en patrimonio de los coahuilenses en 1998. La familia del historiador tenía temor, y no le faltaba razón, sobre la guarda del legado de su padre. Es conocida la suerte ígnea que siguió a la de Artemio de Valle Arizpe.
La sede de documentos y objetos es la antigua casona de los Sánchez Navarro. Allí también se custodian otros acervos, como el de Óscar Dávila, célebre intelectual, y el de Casiano Campos, mítico luchador de izquierda que tejió muchas historias en la entidad.
De carácter férreo, a la muerte de Arnulfo Gómez, asesinado por osar competirlela presidencia a Obregón, Vito fue por el cadáver y dispuso su casa para velarlo. Al caudillo no le gustó el detallito, y menos el discurso incendiario que dijo en el cementerio. La amenaza no tardó en llegar y, no obstante que Obregón era conocido por ser un matón con excelentes números, el coahuilense lo mandó a saludar a su mamacita.
La persecución le ocasionó sinsabores, entre ellos, la pobreza económica. En sus memorias escribió párrafos como los siguientes:
- “Rosita Carranza, a quien conocí en Saltillo desde niña, me invitó para que pasara con su familia la Nochebuena. Yo decliné atentamente la invitación, pues he decidido pasarla solo, enteramente. No quiero que me vean llorar”.
- “Por haber facilitado dinero de la pequeña remesa que me hace mi familia a individuos que estaban más necesitados que yo, y que no han podido pagarme, distraje en diferentes partidas hasta 70 dólares y ahora no tengo dinero ni para comer”.
Por iniciativa del eminente Javier Villarreal Lozano, me tocó publicar “Memorias y Diario”, tres tomos que en la sinceridad del autor retratan su más íntima personalidad y, de pasada, a no pocos de sus coetáneos les da una encuerada. Alessio es un puntual cronista de la vida del país y un obrero de la historia, que no pocas veces usó su diario personal como una interesante bitácora de las pesquisas que realizaba.
Conocí al menor de sus hijos en los días de la entrega del acervo del historiador al pueblo de Coahuila; era yo un modesto funcionario del sector educativo. Vito, de igual nombre que su padre, era hombre de cultura y gentileza extrema. Fiel custodio de la memoria de su antepasado, revisó letra por letra el diseño legal que garantiza la seguridad del material que hoy es propiedad de los coahuilenses.
De los días de intenso trabajo me quedaron tres obsequios: amistad, largas pláticas y la propuesta para que yo formara parte del patronato que acompañaría las labores del centro cultural.
De la amistad de Vito hijo, conservo un ejemplar de Mis andanzas con nuestro Ulises y las palabras con las cuales me describió en una reunión donde se encontraba mi familia; de las pláticas donde abundaba sobre la vida de su padre, la comprensión del valor de la palabra dada y el amor a Coahuila. Y de su propuesta al patronato, el recuerdo de su voz sería cuando me avisó que fui vetado por una historiadora muy cercana al gobernador.
Hace días, un busto de mi paisano desapareció del pedestal que se encuentra en una concurrida y “segura” plaza de la alcaldía Álvaro Obregón. Me imagino que los chatarreros traen de encargo a quien fuera célebre director del Heraldo y el Demócrata, pues es la segunda vez que se llevan su imagen.
Me queda claro que, en los tiempos actuales, la suerte de bustos y esculturas es bastante incierta. Igual terminan en una bodega por representar a “gachupines” que en un remate por oler a comunismo o, como me temo es el caso, en un yonque por falta de policías.