Oscura y extraviada es la penetrante voz de Ozzy Osbourne: los años de esa fundación casi contracultural que provenía también de la sicodelia, el blues y que se transformaba en heavy metal

Gustavo Ogarrio

Rebeldía, dualidad, bodas entre el cielo y el infierno, ángeles caídos con las alas quebradas, pero también una curiosidad casi laica por el espiritismo y las ciencias ocultas; una cruz cuya semiótica se moviliza al derecho y al revés, invertida; oscuridad profunda en un mundo lleno de superficies, la dureza de la vida moderna que produce sus propias contradicciones aladas, con voces casi diabólicas que venden millones de discos: la industria de la música que atrae a su imán de mercancías los símbolos de un derrumbe de almas que provienen del mundo obrero de Birmingham, Inglaterra, en el que uno de los mejores guitarristas genera su propia mitología de dedos cortados por la industria pesada. Y pesado es lo que nace de ese rebane de mano de Tommy Iommi. Oscura y extraviada es la penetrante voz de Ozzy Osbourne: los años de esa fundación casi contracultural que provenía también de la sicodelia, el blues y que se transformaba en heavy metal. Inexactas son las etiquetas que rodean con furia la despedida de Osbourne y el final de Black Sabbath. En una ceremonia de tinieblas, el 5 de julio de 2025, de regreso a la dureza violenta del seno materno en Birmingham, se terminan estas leyendas que revolucionaron la industria de masas por última vez. “Back to the beginning” se tituló esta vuelta a un origen ya desfigurado por el tiempo, por la industria, por la finitud de los procesos culturales. La despedida de Ozzy aniquila y devora a Black Sabbath, las bodas entre la locura y el infierno logran la mayor audiencia en la brevísima historia de estos soportes tecnológicos. Si la eternidad ahora es digital, si una parte de la memoria cultural le apuesta a la repetición virtual, ese ruido y esa furia casi trágicas, sin tragedia como la de Macbeth, son la única metáfora de este regreso a casa: un disparo en la oscuridad de un mundo contemporáneo que se siente cómodo en todos los apocalipsis que se transmiten por streaming.