“Uno lanza el poema y que el otro lo agarre”, dice Villaseñor sobre la relación con sus lectores.
Félix Madrigal/ACG
Morelia, Mich..- Para el poeta Salomón Villaseñor, ganador del IV Concurso Internacional de Poesía “La Porte des Poètes”, convocado por L’Association Internationale La Porte des Poètes de París, Francia, escribir poesía no parte únicamente de una idea, sino de una experiencia que se decanta con el tiempo.
Su libro Elipse de los muelles es reflejo de ello: un poemario que, más que leerse, se atraviesa; una obra que no se limita a contar, sino que invita a hundirse en su ritmo, en sus giros y en sus abismos.
El autor y coautor de más de una decena de libros, compartió su visión sobre el proceso creativo detrás de sus poemas, revelando que, más que surgir de una idea concreta, sus textos nacen de experiencias que con el tiempo se decantan y maduran.
«Cuando me siento a escribir, sí hay una idea, pero en realidad son experiencias que se van filtrando, que después, ya en el papel, se someten a revisión y corrección», explicó.
Para Villaseñor, muchas veces el poema termina yendo en una dirección distinta a la que originalmente se había proyectado, lo que considera parte natural del proceso poético.
El escritor también señaló que la escritura siempre viene precedida de una experiencia, y que cada poema implica no solo un trabajo temático, sino también técnico.
En su caso, el impulso definitivo llegó durante su adolescencia, cuando un poema del autor José Carlos Becerra le reveló una forma de decir lo que él mismo había querido expresar desde hacía tiempo.
«Yo ya leía, pero hubo un autor que de repente te ilumina y dices: ‘¡Qué padre! Dice lo que yo siempre he querido decir’. Entonces uno se anima a hacer sus primeros intentos», recordó, señalando que este momento ocurrió cuando cursaba la preparatoria.
Respecto a cómo se percibe a sí mismo como poeta, Salomón Villaseñor fue claro en que prefiere dejar esa interpretación al lector:
«Sería muy tendencioso de mi parte decir cómo son mis poemas. Uno va escribiendo, descubre cosas en el proceso, pero después hay que tomar distancia.
“Uno lanza el poema y que el otro lo agarre”, dice Villaseñor sobre la relación con sus lectores.
Para él, el sentido final no está en quien escribe, sino en quien se atreve a entrar en la espiral de palabras, en ese espacio donde el lenguaje se convierte en vértigo, y el silencio en música.
Elipse de los muelles se convierte así en un ejemplo de escritura honesta, donde la experiencia previa, el descubrimiento y la lectura profunda se funden en cada verso, sin pretensiones, pero con plena conciencia del lenguaje poético.
Foto galería Félix Madrigal/ACG