Morelia, Michoacán.–Aunque la gentrificación en Morelia no ha sido tan agresiva como en otras ciudades del país, sus efectos comienzan a sentirse en el corazón de la ciudad. En barrios cercanos al Centro Histórico, algunos inmuebles coloniales han sido transformados en cafeterías, hostales boutique o espacios para renta temporal. Este fenómeno ha ido de la mano con un aumento en la presencia de personas extranjeras que, por distintas razones, deciden quedarse a vivir o permanecer por más tiempo en la capital michoacana.
A diferencia de otros destinos turísticos donde la gentrificación ha desplazado de manera abrupta a comunidades locales, en Morelia el proceso es más sutil, casi invisible. Los cambios en la vocación de ciertos barrios, el encarecimiento del alquiler y la modificación del tejido social ya están en marcha.
Desde hace décadas, Morelia ha tenido una fuerte atracción cultural para visitantes internacionales. Las celebraciones del Día de Muertos, la riqueza arquitectónica y su relativa tranquilidad la han convertido en un lugar atractivo para personas que buscan una experiencia más auténtica o accesible que otras ciudades del país.
Algunos de estos visitantes, ya sea por elección, por vínculos personales o por situaciones imprevistas, deciden quedarse en la ciudad. En ciertos casos, el motivo es económico: hay quienes se quedan sin recursos durante su paso por México y no logran continuar su ruta. Por ello, es cada vez más común ver a algunos extranjeros solicitando apoyo en las calles.
El crecimiento del turismo internacional y de las rentas temporales ha comenzado a tensionar los precios de vivienda en ciertas zonas y a modificar el perfil de los negocios tradicionales.
Por ahora, la ciudad parece estar en una fase intermedia: sin grandes desplazamientos, pero con señales claras de reconfiguración. La gentrificación en Morelia no llega en oleadas, sino como una lluvia fina que, con el tiempo, cambia el paisaje.
Fotos: Felix Madrigal /ACG