El artista michoacano atesora desvelos, clavados y obsesiones temáticas como hoja de ruta
Rita Gironès, colaboradora La Voz de Michoacán
Hablando de poderes extraordinarios, el artista plástico suelta a bocajarro: “¿y quién no ha soñado con volar?”. Y añade que él sí, sobre todo después de ver la saga completa de Superman, y de llorar con el documental de Christopher Reeve. Pero. en realidad, poco le falta a Fernando Llanos para planear sobre cualquier desafío. Si hay algo parecido a levantar el vuelo (hacerse mayor, al fin y al cabo) es el poder extraordinario de enternecerse y sentir, mover y conmover a los demás con el fiero trabajo de la creación artística. Una odisea el prisma del regreso a la patria que es uno mismo.
El artista michoacano atesora desvelos, clavados y obsesiones temáticas como hoja de ruta. Desde sus inicios -como alumno del maestro Rafa Flores en la Casa de la Cultura- hasta hoy, suma premios, medallas y ha sido dos veces seleccionado por el Sistema Nacional de Creadores, entre otros muchos logros. Fernando es esencialmente curioso y se diversifica con la fuerza de un torrente creador: artista plástico; docente apasionado; autor del Taller de Auto-gestión y Autoestima “Creer para crear”; eje de un proyecto familiar preciosísimo que invita a creer en uno mismo (modo “punk educativo”) junto a su pareja y sus dos hijos; invitado feliz del MUAC o el MACAZ; valiente gestor cultural; parte del Consejo Empresarial y Social de Michoacán; o actualmente, arengador de un proyecto fílmico con Tita Lombardo e Inti Cordera en la producción. No cabe duda que querer es poder. Sueño comprobado.
¿Qué querías ser de niño?
Desde que tengo uso de memoria, ¡dibujo! Yo quería ser pintor, estudié Artes Plásticas en la mejor escuela de este país: La Esmeralda, el Centro Nacional de las Artes. Hice mi primera exposición individual a los 18 años... Yo salí de aquí cerquita, llegaba a la Casa de la Cultura saliendo de la prepa, lo que quiero decir es que sí se puede…
¿Qué quieres ser ahora?
Lo que me emociona más de la vida es que hago lo que me gusta y me apasiona. ¿Qué quiere ser Fernando? Pues seguir jugando como cineasta. Aunque tengo solamente una peli, ¡con ella ganamos el Festival de Cine de Morelia! Soy el único moreliano que ha ganado la Sección grande del Festival. Ahora con la siguiente película, estoy haciendo una novela gráfica. Y sigo siendo un dibujante, y también quiero seguir involucrado en encontrar soluciones para los más jóvenes.
¿Qué respondes a la pregunta de a qué te dedicas?
Respondo que soy artista. Pero tengo, por ejemplo, una maestría en Historia de México por lo que también soy cronista por el ayuntamiento. Y soy ecologista, recién el Presidente Municipal me invitó a dar una charla sobre los bosques. Tengo muchos intereses y son muy diversos…
Principal rasgo de tu carácter.
¡Mi editorial se llama Ediciones Necias! (Risas) Yo creo que para hacer todo lo que hacemos hay que ser muy perseverante. Así les digo a mis hijos: “El secreto del éxito es la perseverancia”.
¿Sirve el arte en un mundo como este de hoy?
Sí sirve. La creación sirve de mucho. Hicimos una exhibición hace algunos años que se llamó “Arte y Resistencia”. Había un monumento al diálogo forzado, un camión hecho de madera de parota. Las piedras estaban hechas por niños purépechas de Turícuaro, junto al pueblo de Nahuatzen. El arte sirve muchísimo.
¿Qué valor le das a las palabras y al silencio?
Yo creo en el misticismo y la espiritualidad, en los decretos, en las energías… la película que estamos haciendo con Tita es un documental de un extraterrestre. Ahí queda reflejado que todo surge de tus pensamientos. Los pensamientos se reafirman con las palabras. Y las palabras decretan, dicen, proyectan… Entonces, obviamente, está muy conectado con lo que disfrutamos o padecemos.
¿Cocinas normalmente?
¡Me encanta cocinar! Antes de tener esta banda, Banchicaneli (que llamamos punk educativo), tuve otra banda que se llamaba Mi Reina, ¡era música para cocinar en domingo! Sacamos un libro cancionero que comenzaba con una frase de Goran Bregović que decía: “La música, como el sexo y la cocina, no se puede dejar en manos sólo de profesionales”. ¡Qué gran frase! (Risas)
¿Con qué personaje histórico te sentarías a platicar y sobre qué?
Va a sonar muy trillado, pero quizás será por mi formación marista (estudié en el Valladolid) te diría que sería extraordinario tener la oportunidad de hablar con Jesucristo. Imagínate, conversar con un maestro así…
¿Qué cualidades admiras más en las personas?
A mí me encanta la gente que tiene mundo interno. La gente que está en su rollo. Me identifico mucho con la infancia. Mi hija, por ejemplo, puede estar jugando con las palomitas dos horas y no se aburre. Y la diversificación también me gusta. Alguna vez, estábamos con Villoro en una comida y me dijo: Yo dudo de las gentes que hacen muchas cosas. Y yo le dije: qué chistoso, ¡yo lo admiro! Hay artistas que han hecho y deshecho tanto… y eso los ha hecho increíbles.
¿Qué detestas más en la gente?
Me da hueva la gente mal vibrosa. ¿Y sabes qué me choca? La apatía. Esa gente que no apoya y no aplaude el esfuerzo de los demás.
¿Qué harías si fueras millonario?
Me gusta la parte social. Si tuviera muchísima lana, estaría pensando en cómo ayudar a los más necesitados. Habría que tener un foco muy específico, claro. Me gusta lo que hace Guillermo del Toro: ¡becar chavos! Admiro mucho esa parte altruista.
¿De qué te sientes orgulloso?
De mi familia. Vengo de una familia muégano y tratamos de hacer una familia muégano también.
¿De qué te arrepientes?
Uno se equivoca muchas veces, pero a mis hijos les digo que a esta vida venimos a aprender. Si te equivocas, es parte del proceso y entonces habrá que empezar de nuevo.
¿Qué es para ti la Cultura, Fernando?
La Cultura es caldo de cultivo que todos consumimos y que todos generamos. Cada quien participa de ella, indirecta, consciente o inconscientemente. Es como un mapa hablando del proceso creativo. Todo surge de lo que tú aportas con tus sentidos y de lo que generas a los demás como creador. Es ese ciclo. La Cultura son los eslabones que vamos dejando y, a la vez, consumiendo. Por mi parte, aspiro a que los libros que he hecho, hayan cambiado la vida de alguien o quizás su manera de ver el mundo.
Rita Gironès, escritora, docente y artista escénica. Catalana y mexicana. Lleva 20 años residiendo en Michoacán trabajando activamente por la cultura. Apasionada de las Humanidades, obtiene el Premio Nacional de Dramaturgia en México, 2022.
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