Al centro de su plaza principal, colocan un caballo de madera monumental, es una ofrenda general para todas las almas.
Angélica Ayala / colaboradora La Voz de Michoacán
Cuanajo, Mpio. De Pátzcuaro, Mich.- El pueblo purépecha de Cuanajo, se está preparando para recibir a sus ánimas este 31 y primero de noviembre. A Diferencia de los pueblos ribereños del Lago de Pátzcuaro, esta comunidad recibe a sus familiares con una ofrenda que tiene como característica los caballitos de madera que adornan con flores de cempasúchil, velas y le cuelgan pan, refrescos, plátanos, manzanas, naranjas, mísperos, entre otros.
Filemón Tzintzun, originario de Cuanajo, escribió que para la comunidad “es día y noche de ánimas, no de muertos”, explicó cada uno de los símbolos que la integran, como la flor de cempasúchil de 20 pétalos, es decir la flor completa, la fruta como: chayotes, naranja, guayaba, míspero, plátanos, etc. El pan de ánima en forma humana; las velas “es la luz que ilumina el camino de las animas de venida y regreso”.
Además del copal o incienso, “el aroma y humo que se eleva al cielo junto con nuestras plegarias; el agua que es la vida y que calma su sed, los cohetes anuncias la fiesta, la conmemoración, mientras que, las campanadas que con su tañer les indican a las ánimas su lugar de origen, al pueblo donde vivieron”. Relató que las ofrendas, son un ofrecimiento o regalo para las ánimas, muestra de que se les recuerda con cariño.
Durante la espera de las ánimas, generalmente la ofrenda, la llevan mujeres en canastas o bateas cubiertas con servilleta de tela bordado, flor de cempasúchil y vela. Así como el caballito de madera, “adornado con flor de anima, también lleva una vela en su lomo casi en el cuello, se le carga con fruta, pan, calabazas, camote, mazorcas y otras cosas, quienes llevan ofrenda a los de la casa del ánima les ofrecen en correspondencia, tamales hechos con maíz nixtamalizado, chile rojo y carne, por lo general de cerdo, aunque también de res”.
También ofrecen el atole que puede ser de pinole o de sabores, otra de las bebidas es el ponche preparado con frutas y caña, “que puede ser con o sin alcohol. Del 31 de octubre al primero de noviembre se espera los angelitos son los que no se casaron, niñas y niños. Y del primero al dos de noviembre se espera a los mayores, los que se casaron, difuntos mayores”.
Es así, que las autoridades civiles de la comunidad, dieron a conocer las convocatorias para el concurso de caballitos y de altares, ambos se realizarán el 31 de octubre. En lo que respecta a los caballitos, puede participar solo las personas de Cuanajo, los jueces calificaran originalidad, autenticidad, creatividad, el apego a la tradición y los elementos típicos de la localidad.
Para el concurso de altares, son los mismos requisitos, solamente se les añade que pueden participar instituciones educativas, además deberán de dar una explicación en español y en purépecha; en ambos se entregará reconocimientos y premios a los tres primeros lugares de cada una.
Los campaneros, son jóvenes que se inscriben para realizar esta actividad durante toda la noche y hasta la madrugada, son los campaneros de la Virgen de la Natividad, patrona de Cuanajo; su labora es hacer repicar las campanas del templo, del 31 de octubre hasta el mediodía del dos de noviembre. Pero es el primero de este mes, cuando recorren las calles del poblado acompañados de una banda de música como un reconocimiento a su intenso trabajo. Tocan las campanas, para que el alma reconozca el camino y llegue a su pueblo.
Es de señalar, que, el caballito para los angelitos, son elaborados por sus padrinos, en el caso de los mayores es por los ahijados, son quienes piden a la vez a sus familiares o amigos más cercanos que los acompañen, es así, que las familias de los mismos se organizan para llevar las ofrendas, en canastas, cubetas o recipientes, además de lo que se coloca en el caballito que debe tener un huacal como cuerpo, la cabeza asemeja al animal y es elaborada de madera, adornando todo con la flor de cempasúchil, explicó Pedro Custodio, jefe de bienes comunales.
Otra de las particularidades de esta festividad, es que, al centro de su plaza principal, colocan un caballo de madera monumental, es una ofrenda general para todas las almas que sus familiares no esperan o ya no tienen quién los espere, también les colocan las flores y frutas.