El sakura o cerezo japonés, es un símbolo universal de belleza efímera, renovación y la llegada de la esperada primavera. Su floración rosada o blanca es un espectáculo natural que atrae a millones de admiradores cada año. 

Tradicionalmente asociado a vastos jardines y paisajes abiertos, la idea de disfrutar de su encanto sin tener un patio o un gran espacio exterior puede parecer un sueño lejano.

Sin embargo, gracias a la versatilidad de algunas de sus variedades y a técnicas de cultivo específicas, es completamente posible integrar la magia de este árbol en la decoración de interiores o en pequeños balcones, patios y terrazas, llevando la serenidad y la delicadeza oriental directamente a tu hogar.

No necesitas un jardín extenso con una docena de distintas plantas como la nelumbo nucifera para disfrutar de la poesía de las flores de un cerezo japonés: solo el conocimiento adecuado, los cuidados correctos y algo de ingenio.

Eligiendo la variedad correcta y el soporte adecuado: Del jardín al interior

El primer paso para tener un cerezo japonés sin jardín es entender que no todas las variedades son aptas para el cultivo en maceta o en espacios reducidos.

Las especies de gran porte que se ven en los parques son inviables para interiores. Por eso, la clave está en seleccionar variedades que, por naturaleza o por manipulación, mantengan un tamaño manejable. Las opciones más comunes y recomendadas para el cultivo en maceta o como ejemplares de menor tamaño son:

• Variedades enanas o compactas: Algunas especies e híbridos han sido desarrolladas específicamente para crecer como arbustos pequeños o árboles de tamaño reducido. Investiga cuáles son las variedades aptas cuyo crecimiento denso y ramificado es ideal para macetas. Sus flores blancas o rosadas pálidas aparecen a principios de primavera.
  
• Bonsái de cerezo japonés: Esta es, quizás, la forma más elegante y controlada de integrar este árbol en un espacio interior. A través de técnicas de poda y alambrado, se mantiene en un tamaño miniatura, exhibiendo todas las características de su contraparte de gran tamaño, incluyendo su espectacular floración.
   
  Requiere conocimientos específicos de bonsái y un compromiso con su cuidado, pero el resultado es una obra de arte viva.
  
• Piezas de flor cortada: Si el compromiso de un bonsái o de un árbol en maceta es demasiado, siempre puedes optar por la belleza efímera de ramas de cerezo japonés cortadas. Muchos floristas las ofrecen en primavera y colocadas en un jarrón elegante, pueden ser el centro de atención de cualquier habitación durante una o dos semanas.

Una vez elegida la variedad, el siguiente paso es elegir el soporte correcto para albergar al nuevo integrante, especialmente si optas por un árbol en maceta.

Aquí, algunas recomendaciones:

• La maceta: Debe ser lo suficientemente grande para permitir el desarrollo de las raíces. El material de la maceta es importante para la transpiración del suelo, por eso, opta por macetas de cerámica, terracota o fibra de vidrio que sean estables y tengan buenos agujeros de drenaje.
  
  El tamaño inicial puede ser de unos 30-40 cm de diámetro para un ejemplar joven, aumentando progresivamente cada 2 o 3 años a medida que el árbol crece. 
  
• Sustrato: Esta especie prefiere un suelo bien drenado y ligeramente ácido. Usa una mezcla de tierra para macetas de buena calidad con perlita o arena gruesa para mejorar el drenaje, ya que este es vital para evitar la pudrición de las raíces.
  
• Ubicación: Aunque hablemos de variedades enanas o bonsáis, aún necesitan mucha luz. En sintonía, más allá de la maceta esta planta prosperará mejor en un balcón, terraza o patio donde reciba al menos 6 horas de luz solar directa al día.
  
  Si lo mantienes en el interior, debe estar cerca de una ventana muy soleada y preferiblemente con buena ventilación. Es crucial que experimente las fluctuaciones estacionales de temperatura, incluyendo un período de frío invernal (vernalización), para inducir la floración.
  
  Esto significa que un bonsái o un árbol en maceta no puede vivir en un ambiente cálido constante todo el año.

Cuidados específicos para la floración y la salud: Nutrición y condiciones ambientales

Cultivar un cerezo japonés en un entorno controlado implica una atención precisa a sus necesidades de nutrición, riego y condiciones ambientales, especialmente si queremos que florezca, ya que su ciclo de vida depende de la percepción de las estaciones.

El riego debe ser consistente y cuidadoso, teniendo en cuenta que, en maceta, el suelo se seca más rápido que en el jardín.

• Frecuencia: Riega cuando la capa superior del sustrato, o sea unos 2 o 3 cm, se sienta seca al tacto. La frecuencia variará según la estación y la ventilación, será más frecuente en primavera y verano (durante el crecimiento y la floración), y mucho menos en otoño e invierno, cuando el árbol entra en dormancia.
  
• Método: Riega abundantemente hasta que el agua salga por los agujeros de drenaje, asegurándote de que todo el cepellón se humedezca. Evita el encharcamiento prolongado, ya que esto puede llevar a la pudrición de las raíces.

La fertilización es esencial para proporcionar los nutrientes que el árbol necesita para crecer y florecer, pero debe ser moderada.

• Tipo: Usa un fertilizante balanceado de liberación lenta o un fertilizante líquido diluido, específicamente formulado para árboles o plantas acidófilas.
  
• Frecuencia: Fertiliza durante la temporada de crecimiento activo (primavera y principios de verano) y reduce o suspende la fertilización en otoño e invierno para permitir que el árbol entre en dormancia.

La poda es otra acción crucial para mantener la forma y el tamaño deseado, y para estimular la floración en el caso de los bonsáis.

• Árboles en maceta: La poda de formación y mantenimiento se realiza generalmente después de la floración, para eliminar ramas muertas o dañadas, controlar el tamaño y dar forma. La poda de raíces se realiza cada 2 o 3 años al trasplantar, lo que también ayuda a controlar el tamaño.
  
• Bonsái: Las técnicas de poda son más complejas e incluyen la poda de ramas para dar forma, la poda de brotes nuevos para mantener el tamaño y el alambrado para guiar el crecimiento. La poda de raíces es parte integral del trasplante.

La vernalización se trata del período en el que el árbol es expuesto al frío invernal y es el factor más importante para prepararlo para la floración. El cerezo japonés necesita experimentar un período de bajas temperaturas durante varias semanas o meses para inducir la formación de capullos florales.

• Para árboles en maceta en balcones o terrazas: Si vives en un clima con inviernos fríos, deja tu árbol al aire libre durante el invierno, pero protégelo de heladas extremas o vientos fuertes si es muy joven.
  
• Para bonsáis o interiores en climas cálidos: Si no hay un invierno frío natural, tendrás que simularlo. Esto puede implicar colocar el bonsái en un garaje sin calefacción, un sótano frío o incluso un refrigerador durante unas 6 a 10 semanas, asegurando que no se seque por completo.

Por último, el cuidado contra plagas y posibles enfermedades es otro cuidado esencial. Aunque son generalmente resistentes, pueden ser susceptibles a pulgones, araña roja o enfermedades fúngicas si las condiciones no son óptimas. Inspecciona regularmente las hojas y ramas, y actúa rápidamente con insecticidas orgánicos o fungicidas si detectas algún problema.