Por supersticiones, estos animales son sacrificados constantemente; ante ello, activistas han pedido que se declare como especie protegida
Redacción / La Voz de Michoacán
Zamora, Michoacán. Una lechuza de campanario, aturdida tras chocar contra una ventana, quedó atrapada entre los barrotes de un local comercial, generando asombro entre transeúntes y trabajadores de la zona.
El hecho se registró en un establecimiento de ropa ubicado en la intersección de las calles Madero y Pino Suárez, donde empleados fueron testigos del percance.
El ave, desorientada y visiblemente afectada por el golpe, luchaba por liberarse sin éxito. Ante la escena, los trabajadores no dudaron en llamar al número de emergencias para pedir ayuda. Minutos después, una brigada de Protección Civil Municipal arribó al sitio y, con maniobras delicadas, logró rescatar al ejemplar.
La lechuza fue trasladada de inmediato a una clínica veterinaria, donde especialistas le realizarían una valoración para descartar heridas de gravedad. Según se informó, si su recuperación evoluciona favorablemente, será liberada nuevamente en su entorno natural.
Activistas piden catalogarla como especie en peligro
En febrero de este año, activistas por la protección del medio ambiente pidieron a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) crear un plan de protección o enmarcar en una categoría de especie en peligro a la lechuza de campanario pues, debido a creencias supersticiosas, esta ave es asesinada brutalmente o traficada en diferentes regiones de México.
Al denunciar que no existen estrategias por parte de la Semarnat o la Profepa, Lucía Hernández, divulgadora científica y activista, informó que la captura, venta ilegal y asesinato de esta especie, que a su vez es el único tipo de lechuza que se distribuye en el país, está en riesgo de desaparecer.
“La lechuza de campanario (Tyto alba) es la única especie de lechuza que habita en México, pero no tiene ningún tipo de protección. Es perseguida por supersticiones que la asocian con mal agüero, por lo que constantemente destruyen sus nidos. Esto, combinado con su captura y venta ilegal, ha puesto a esta especie en un riesgo.
“No existen estrategias por parte de la Semarnat de Alicia Bárcena y la Profepa a cargo de Mariana Boy, lo que ha permitido que el tráfico ilegal de estas aves se mantenga activo. En muchos casos, no solo se comercializa el ave completa, sino también partes de su cuerpo, que son utilizadas en rituales o como simples adornos”, detalló la ambientalista.
Lucía Hernández y otros activistas llamaron a las dependencias responsables de la protección del medio ambiente a promover medidas como campañas de sensibilización, programas de conservación y el combate al comercio ilegal, que no solo afecta a las lechuzas sino a otros animales exóticos.
De acuerdo con información del grupo civil de protección al ambiente Defensoría Animal, en el norte y sur de México los asesinatos con violencia brutal a lechuzas son comunes, las apedrean, las encierran en jaulas, las queman vivas, las decapitan o les cortan las alas para usarlas en rituales.